-Porque te quiero, estúpido- respondió, sin más.
Y, bajo una lluvia de destellos azules que seguía anunciando la muerte de
una estrella, las miradas de ambos se cruzaron y en sus ojos brilló, por un
instante, la verdadera esencia del poder de la Diosa.Laura Gallego, "La Emperatriz de los Etéreos"
No hay comentarios:
Publicar un comentario