Habíamos salido a cenar. Lo pasamos de maravilla, me divertí mucho así que le invité a tomar una copa en mi casa. Era tan guapo… Pero el no bebía. Era un chico sano, muy sano. Así que le ofrecí un té.
- ¿Lo quieres frío o caliente?
- Templado, por favor.
¿Templado? ¿Cómo que templado? ¿Quién se toma un té templado? No señor, el té no se toma templado. Puedes tomarlo muy caliente o muy frío, pero templado… En ese momento supe que nuestra relación no podía llegar más lejos. ¿Quién quiere estar con alguien que se toma un té templado? No, no, no, no, no.
Así que abrí el cajón de la cocina y busqué con la mano hasta que por fin la encontré. Ahí estaba, sin estrenar. Toda nuevecita. No dudé ni un segundo. La saqué y le disparé en la cabeza. ¿Cómo podía querer un té templado?
Me costó un rato volver a la calma… Templado había dicho. No me lo creía.
oh, DIOS¡
ResponderEliminarQue entrada tan.... encantadora y, porque no decirlo, realizadora de sueños!
QUIEN NO QUIERE MATAR A ALGUIEN POR COSAS NIMIAS!
:D